Durante años las coronas dentales han hecho parte de los procedimientos odontológicos llevados a cabo con la intención de restaurar la dentadura de pacientes que han sufrido grandes efectos negativos en el esmalte natural de sus dientes. Quizá le suene muy familiar haber visto a sus abuelos, papás o conocidos con dientes brillantes de metal; posiblemente en usted surgió la impresión de que éstos fueron diseñados con la intención de imponer modas, sin entender la verdadera funcionalidad de los mismos.
Por lo anterior, Zimplant invitó esta vez al Dr. Federico Latorre, especialista en Rehabilitación Oral, y quien, a través de terminologías y ejemplos muy prácticos existentes dentro de nuestro diario vivir, explicará en qué consiste este procedimiento, resolviendo las dudas más comunes que le surgen a los pacientes.
¿Ha revisado usted en determinado momento su closet y se ha encontrado con atuendos deteriorados pidiendo a gritos ser reemplazados? Exactamente lo mismo ocurre con los dientes.
De acuerdo con el Dr. Latorre, la corona dental es definida como una clase de funda o vestido que reemplaza el recubrimiento natural/original del diente cuya funcionalidad se ha perdido por múltiples factores como fracturas, caries y otro tipo de enfermedades periodontales.
La corona reemplaza el atuendo que sufrió un daño irreversible, logrando un recubrimiento de 360° que debe ser diseñado por el clínico buscando la mayor similitud natural, logrando cumplir con 2 factores importantes en la dentadura del paciente: estética y funcionalidad.
A lo largo de la historia se han utilizado muchos materiales para la creación de coronas, dentro de ellos los metales como el oro, el níquel y el platino, los cuales marcaron tendencia por su alta resistencia. Actualmente estamos en una era donde los especialistas se enfocan en la implementación de materiales que brinden resistencia y que ofrezcan al paciente la satisfacción de mirarse al espejo y encontrar coronas con un aspecto similar al de sus dientes naturales.
Dichos materiales provienen de la familia de los vidrios; denominados cerámicas o porcelanas. También se utilizan los polímeros, similares a los plásticos y conocidos comúnmente como resinas. Cabe resaltar, que las cerámicas cuentan con una mayor longevidad y mayor durabilidad en su brillo, ocasionando así a nivel monetario, un elevado costo para su adquisición.
Cuando se habla de realizar procedimientos de coronas, implica que el diente está padeciendo un daño severo, por ende, debe ser sometido a una transformación de tallado para posteriormente instalar sobre él la corona dental. Gracias a las nuevas tecnologías, es posible realizar coronas a través de mecanismos mínimamente invasivos para el paciente.
Así mismo existen 2 clasificaciones para las coronas:
Coronas monolíticas: De un solo cuerpo, son aquellas que recubren todo el diente, al ser de un solo cuerpo se caracterizan por tener mayor resistencia.
Coronas en capas: Cuentan con un diseño de varias añadiduras, por ende, podrían sufrir de desprendimientos, debido a sus múltiples capas.
Por otra parte, al hablar directamente de casos clínicos, existen quienes han tenido experiencias tediosas y se preguntan ¿Por qué siento dolor en mi corona? Aquí cobra relevancia algo que el paciente debe entender. El dolor no es ocasionado por la funda que recubre su diente, sino por el tejido biológico, es decir por diente natural el cual puede adquirir caries o infecciones generando inflamación producto de humedades o filtración de alimentos. Las filtraciones suelen presentarse debido a procedimientos mal estructurados en los cuales no se realizó un buen sellado del diente.
Cabe resaltar que las infecciones provienen también de descuidos en la rutina de higiene bucal. En muchas ocasiones, los pacientes con edades avanzadas pierden destrezas para realizarse una buena higiene dental y esto ocasiona la acumulación de placa bacteriana y posterior aparición de caries.
Otro caso muy común es preguntarse si las coronas se fracturan. Frente a este interrogante nuestro especialista invitado responde resaltando que todo se puede llegar a fracturar y hace énfasis en la siguiente pregunta para los lectores.
Si se fractura el esmalte natural del diente, considerado el tejido más duro de nuestro cuerpo ¿Por qué contemplar la imposibilidad de que una corona, elaborada en materiales artificiales como los poliméricos o los vidrios pueda fracturarse?
Es una realidad, el material de reemplazo no supera lo natural, el odontólogo hará su mayor esfuerzo por igualarlo, pero los riesgos de fractura nunca se disminuyen a cero. Las variables para evitar fracturas de corona pueden ser controladas siempre y cuando el profesional odontológico realice un procedimiento muy depurado.
La mejor odontología siempre será aquella con la cual se logre mantener al paciente el mayor tiempo posible alejado del consultorio. Cada vez que se realice un buen procedimiento de coronas dentales, usted solo debería asistir a citas de control, fase higiénica o limpieza dental.
Lograr que el paciente lleve una vida normal con su corona sustituta, es el mayor éxito obtenido por un odontólogo. No olvide la importancia de adquirir buenos hábitos alimenticios y una excelente higiene bucal.
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Dr. Federico Latorre Correa
Especialista en Prostodoncia y Odontología Integral del Adulto de la Universidad de Antioquia.
Cuenta con una práctica privada en la ciudad de Medellín, enfocada en rehabilitación oral y estética dental.